miércoles, 11 de febrero de 2009

Here comes the sun


Hoy descubrí por qué me gustan los días soleados. Me asomé a mi balcón y ahí estaba con sus rayos: ese sol radiante y hermoso. Inmediatamente me puse de buenas, me descubrí feliz. Como chiste de serie de televisión, note que sonreía, que tenía un ánimo por demás exaltado. ¿Estoy loca o qué me pasa?, me pregunté. ¿Es que el sol, el simple sol me puso así? Sí, efectivamente. Ahora sé que soy un ser que se mueve por sus instintos y que busca su supervivencia a través de la luz.
Después de llegar a esta conclusión, me sentí tan libre que fui incluso más feliz... Hasta que llegó la noche... Y me dormí y soñé que corría entre campos verdes y soleados, en la total y absoluta certeza de que nada ni nadie me podía cuestionar quién soy, qué hago, a dónde voy, qué quiero, qué busco, qué tengo, qué pienso, a quién amo, por quién lloro, por quién sufro, por quién vivo...