viernes, 12 de diciembre de 2008

Adiós, 2008


1. Si la vida después de que llegas a cierta edad pasa volando, este mes, el último de 2008, particularmente para mí ha ido a mil x hora, más que siempre. Con esta carrera contra tiempo todo se vuelve más complicado, el tráfico se incrementa, la gente se histeriza, la gente compra, la gente quiere irse de vacaciones, el trabajo se carga... Adrenalina que, debo admitirlo, no me molesta. Así es diciembre, un diciembre que me emociona que llegue no sé por qué (quizás porque los momentos más felices de mi infancia se ubican en esta época: posadas, arbolito, regalos, bufanda, gorro, canciones navideñas, familia, reflexión). Así, diciembre está en pleno, y yo, por cerrar un año muy bueno en muchos sentidos, pero también con vaivenes no tan agradables.

2. Ayer fue la fiesta de presentación de la publicación 25 de la revista PICNIC www.picnic-mag.com en la Terraza del Centro Cultural España. Gracias a todos, a los lectores, a los colaboradores, a los amigos y a los que apenas la conocieron, por haberse dado el tiempo (y que no les importara lidiar con el tráfico del que ya hablé antes) y asistir a una fiesta motivada justamente por sus comentarios, por su aceptación y por las ganas de seguir haciendo de la revista un escaparate para las expresiones artísticas del mundo contemporáneo.

3. Para finalizar, quiero dedicar unas líneas a la música que me acompañó este 2008. Aquí la lista de mis diez discos del año, los que marcaron mis días, los que ponía en mi Ipod por las mañanas de camino al trabajo, con los que bailé, con los que escribí, con los me emocioné. Van pues, pero sin orden de preferencia.

+ Cut Copy, In Ghost Colours
+ Hercules & Love Affair, Hercules & Love Affair
+ The Last Shadow Puppets, The Age of Understatement
+ Goldfrapp, Seventh Tree
+ My Morning Jacket, Evil Urges
+ MGMT, Oracular Spectacular
+ Crystal Castles, Crystal Castles
+ Friendly Fires, Friendly Fires
+ Duffy, Rockferry
+ Fujiya & Miyagi, Lightbulbs

P.D. Son diez los principales, pero varios más quedaron fuera. ¿Qué tal The Shortwave Set y su House of Lies? (Por ejmplo).

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Noches de brillo y comedia

Pasan de las 10 de la noche en un bar de la zona Rosa de la ciudad de México, una voz anuncia la tercera llamada. El público, totalmente masculino, fija su mirada en un pequeño escenario coloreado por luces de neón. El telón se abre y la música le da la bienvenida a Bieletto, una encantadora y regordeta Dorothy, la del mago de Oz, que con sus dotes histriónicas y movimientos sensuales cautiva inmediatamente a más de uno. Los primeros aplausos y chiflidos saltan a la pista.
Acaba la primer melodía. Ahora aparece Bombón Dakota, ataviada como la bruja maléfica. Después llega Miss Marko, otra pérfida con todo y corona que quiere robarse la noche. Pero no lo conseguirá, al menos no hoy, pues falta otra estrella para completar el espectáculo, la peor de todas, la más terrible e irónica: Súper Perra. Nadie del público sale vivo, todos pasan por su agilidad mental y lengua; si alguien quiere ponerse al tú por tú con la que hoy caracteriza a Cruella de Vil, no se la acaba, para el deleite –por supuesto– del resto de la concurrencia, que explota en carcajadas y burlas.
Parodia, sentido del humor, perreada, música, baile y cuatro drag queens que tienen expectante a un público que sólo quiere divertirse y olvidarse de sus problemas. Tacones, pestañas, lentejuela y brillo, ¡puro glamour!

***
Un drag queen es un ser fantástico, teatral, sensual, llamativo, alegre. La primera vez que vi a uno fue en el cine; en vivo y a todo color, un día de junio hace ya varios años, por las calles de Refoma, bailando sobre un carro alegórico con motivo de la marcha anual del orgullo gay. Sus movimientos, vestuario, maquillaje y lo espectacular que lucía, me dejaron con la boca abierta.
Ser drag queen no es lo mismo que ser travesti o vestida, ni tampoco es una caracterización exclusiva de homosexuales; se trata de un hombre vestido de mujer que exagera los rasgos femeninos para provocar y animar a la concurrencia –pues se trata de una puesta en escena– utilizando un maquillaje recargado para dar un efecto más dramático.
En México, las Hermanas Vampiro son el grupo pionero en la materia. Paquitas las del Barrio, Lauras León, Yuris o cualquier otra diva mexicana imitable, pueden encontrarse en cualquier lugar, pero un montaje preparado con el dinamismo, los diálogos y esa irresistible estética de un drag queen, en muy contados sitios.
Previo a su salida al escenario, en medio de pinceles, maquillaje, tragos, bromas y zapatillas brillantes, Súper Perra, Bieletto, Bombón Dakota y Miss Marko, nos reciben en su camerino para ver de cerca su transformación y contarnos un poco más de ese su otro yo. Aquí sus voces.

Oswaldo Calderón
Al líder de las Vampiro se le notan los años de experiencia en el mundo del espectáculo en ese rostro, en esas expresivas manos y en las palabras iniciales que cruzamos. Aunque ya todos han empezado la transformación, él se toma su tiempo y pide un vodka tonic, “lo de siempre”, para entrar en calor. Me empieza diciendo que su sobrenombre se lo debe a unos fans de Guadalajara, que le hicieron un myspace con el título de Súper Perra. Por algo ha de ser, pienso, a la vez que espero que no me tome por sorpresa alguna de sus respuestas.
Mientras bebe su vodka tonic asegura que no se considera actor, pues nunca ha tomado clases para serlo, pero “trabajar arriba de un escenario me ha dado muchas tablas”, aclara. “No sé bailar, pero soy buenísimo con la lengua, ésa es mi principal habilidad”.
Sus primeras incursiones en este mundo fueron como travesti, pero su ser drag queen nació hace 10 años: “Antes no había dragas en México; la gente veía travestis normales, pero de repente se nos ocurrió transformar a tres monstruos, vestirlos de plateado y transparencias, con medias de red y tacones de aguja, retomando conceptos europeos, pero incluyendo música vernácula mexicana. Y así nacieron las Hermanas Vampiro. Primero éramos tres, después nos convertimos en siete”.
Toma un lápiz para empezar a delinearse las cejas al tiempo que afirma que ser drag queen es una profesión a la que le dedica las 24 horas del día: “ transformo en un ser maravilloso, en una fantasía onírica, carnal. Lo hago por el placer de ser diferente. No soy travesti, no soy vestida, mi interpretación tiene que ver mucho más con el arte, con la música y el maquillaje, pues requiere toda una dirección y musicalización”.
Sobre el espectáculo de las Hermanas Vampiro no duda en decir que se trata de un show oportunista que varía dependiendo de su estado de humor. “Cada representación es diferente, y aunque a algunos puede llegar a incomodarles, al final todos salen contentos. Y hablo por mi muchacha, que siempre me va a ver, y también por las niñas bien de Santa Fe, por las incultas, por las más exquisitas, por todos y todas que hacen parte del público”.

Carlos Bieletto

Al verlo llegar a la cita en su papel de civil, no pensé que nos fuera a cautivar de la forma en que lo hizo. Apenas puso un pincel en su rostro e hizo la primer mueca, cuando descubrimos en Carlos Bieletto al más excéntrico y adorable de las Vampiro.
“Me transformo en drag queen para exaltar fársicamente lo femenino, pero sin perder mi parte masculina. Creo que me convierto en un híbrido extraño, pero jocoso, divertido y glamoroso”. Así se expresa de sí mismo este actor por formación que se dedica además a hacer teatro y tele.
“Lo que en un principio empezó por diversión, ahora también tiene otro nivel de compromiso, pues en mis diálogos suelo referirme a situaciones sociales y a temas de educación sexual”, añade.
Y seguramente sus diálogos logran entrar, por lo menos, en el inconsciente del público, pues el ángel que tiene encanta a todos por igual. “La gente que viene a verme es porque tiene ganas de divertirse. Es aquella que no tiene tabúes, que puede soportar que nos burlemos de nosotros mismos pues, al hacerlo, lo hacemos también de ellos”.
Y mientras la charla continua, Bieletto peina la cabellera rubia con la que le dará vida a Dorothy, arregla los tacones, retoca sus labios con diamantina y se ciñe un vestido de cuadros que será la sensación de la noche.

Guillermo Ledesma
La mitad del año vive y trabaja en México; los otros seis meses, en Canadá. Aquí se le conoce como Bombón Dakota, allá, como Tequila. Su vida como drag queen tiene ya 10 años. De día es un maquillista que presta sus servicios principalmente a revistas de moda y espectáculos; de noche, toda una reina, aunque se confiesa drag queen las 24 horas del día, pues siempre está presente esta forma de vida.
La que este día toma el papel de maléfica afirma que “ser drag queen es un escape, las cosa que hago en el escenario no las hago si no estuviera caracterizado. En ello saco todo el estrés de la semana”.
La habilidad con las brochas y el maquillaje se le nota, es el más avanzado en su arreglo, ¡se ve que lo disfruta! “Esto es un trabajo que me da de comer, pero también satisfacciones, como convertirme en otra persona, conocer gente y viajar”.
Nos cuenta que su papá es su fan número uno, y que lo mismo actúa con las Hermanas Vampiro que en shows privados y ¡hasta en baby showers!
Casi es hora de ponerse el traje de bruja, así que lo dejamos continuar con su caracterización. Guillermo, quien en la calle se dice tranquilo y hasta tímido, ya está en su papel.

Marco Calderón

A Marco las burlas se le resbalan. Sabe que el transformarse en un ser nocturno lo mismo puede ser aplaudido que insultado; pero a él no le importa, es todo un profesional y con eso basta. Conocido como Miss Marko, o con apelativos no tan amables como la Negra o Toñita, este drag queen es actor y cantante, y su trabajo lo hace, por lo general, en fiestas electrónicas, en fiestas masivas.
“Lo más bonito es cuando reconocen lo que haces, y yo ya estoy en esa etapa de reconocimiento. Sufres mucho para llegar a donde estás, porque siempre hay una más cabrona que te trata de poner el pie, pero me he sobrepuesto a todo eso”.
Hoy le hará la vida imposible a Dorothy, como bruja y vampiro que es. Ya sólo le falta ponerse la corona, pues ojos, boca, mejillas y pelo están magistralmente producidos.
***
Faltan sólo unos minutos para saltar al escenario, tiempo suficiente para que las Hermanas Vampiro nos inviten a ser parte de un ritual de buena suerte antes de poner sus zapatillas en el escenario. Nos tomamos de las manos y nos formamos un círculo. Unas palabras de parte de Oswaldo y, al final, aplausos, ¡que comience el show!

* ¿Quieres ver a las Vampiro? Todos los domingos a las 10 de la noche en el bar Papi. Amberes #18, Zona Rosa. México, D.F.

ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA PICNIC No. 25, IRRESISTIBLES.