jueves, 31 de julio de 2008

Con una pizca de apetito

Quizá los argumentos de esta orgullosa oaxaqueña valgan poco cuando dice que como la gastronomía de su estado no hay dos, porque irremediablemente pondrá una pizca de subjetividad en sus palabras. Pese a ello, y arriesgándome a la crítica, quiero compartir un momento de éxtasis vivido por mi paladar recientemente. ¿Exagerado el calificativo? Lo único que puedo pedir es que imaginen a una mujer hambrienta en espera de su cena con una carta de platillos internacionales fusionados con ingredientes de la región en sus manos.
Después de mucho pensarlo, pasta fue la elección, nada del otro mundo; pero, oh, detalle, ¿mezclada con mezcal y chapulines? Exótico, sin duda. ¿Extraño hasta para una oriunda?, hasta cierto punto. ¿Tentador? Sí, sí, sí!
...Y así iniciaron unos minutos de degustación realmente memorables. El culpable fue un fusilli al mezcal con una lluvia de chapulines y queso costeño. De sabor fuerte (pero no con la misma intensidad del mezcal para beber), ligeramente ácido por los chapulines y con el balance cremoso de un queso proveniente de regiones cercanas al mar.
No hubo más para mí, fui feliz probando una exquisitez que me regaló mi tierra, y mejor aún, con motivo de mi cumpleaños. Hoy vuelvo a comprobar que no por nada mucha gente adora Oaxaca.

sábado, 19 de julio de 2008

Reencuentros


Regresar a la tierra que me vio nacer después de casi 15 años de haber salido de ella, es ver al pueblo que dejé con unos ojos que no pueden dejar de mirar un cielo tan azul que cobija a unas caprichosas nubes que parece siguieran cautelosamente mis pasos; es sentir unos rayos generosos de un sol que vuelven a curtir una piel que ya se ha acostumbrado a una turbia atmósfera urbana, pero que respira de nuevo por sus poros una renovada vitalidad; es saber que ahí siguen los puestos de nieve esperando que yo pida una de "leche con tuna"; que si se me antoja un turrón habrá una señora en el mercado que me ofrezca una variedad de "mamones", "nengüanitos" u otro dulce de pan; que si el día amerita comer un tasajo o una barbacoa, el antojo será concedido.
Todo sigue como lo dejé. Bueno, casi, con su lógica evolución -aunque lenta-, siempre haciéndome recordar quién soy y de dónde vengo.
Y ellos también siguen ahí, esperándome como la primera vez que volví, quizá con la misma emoción de tener a su hija entre sus brazos; quizá con la esperanza de que no vuelva a marcharme; quizá todavía preguntándose por qué me fui, por qué crecí, por qué en la vida tiene que haber separaciones.
Y yo también me lo pregunto, más aún cuando abro mi balcón y siento en mi rostro esa brisa cálida que llega desde las montañas, o tal vez tan solo del otrora solar de mi abuelita; cuando aspiro el fresco aroma del limonar que queda a los pies de mi ventana; cuando oigo trinar a los pájaros; cuando a lo lejos se oyen las campanas de un reloj que, contaba "Mamatete" que en paz descanse, alguna vez las pilló, a ella y a mi mamá, caminando por las calles una madrugada que pensaron ya estaba por dar paso a la claridad de un nuevo día.
Sí, me lo sigo preguntando; pero mientras eso da vueltas en mi cabeza, trato de hacer del breve paso por la casa de mi infancia y adolescencia, por el barrio, por las calles que me vieron pasar más de una vez, caminando o en bicicleta, la gran oportunidad para almacenar esa felicidad que me provoca estar ahí, y guardarla como a un verdadero tesoro, porque se trata de un engrane del motor que me anima a seguir adelante.

sábado, 5 de julio de 2008

20 días y contando...


Sí, faltan 20 días para cumplir años otra vez. Me encanta cumplir años, no creo tener problemas con eso, hasta ahora no; y es que conforme pasa el tiempo voy aprendiendo cosas, conociedo gente, ganando amigos, disfrutando la vida, oyendo más música, tomando más fotos, probando más sabores... No sé, me encanta vivir cada día. Obvio no todos son buenos, hay unos regulares y otros maravillosos, pero siempre he creído que depende de uno que sean memorables. Hoy, por ejemplo, me duele la cabeza, el cuello y tengo sueño. No sé si fue el gimnasio, mi cierre editorial, la fiesta de aniversario de la revista o simplemente el día gris, pero esto no me quita las ganas de seguir adelante, viendo y sintiendo cómo pasa el tiempo, la vida, el viento, el sol, la noche, las estrellas...

miércoles, 2 de julio de 2008

Fiesta!!!

Mañana es la fiesta de aniversario de mi revista. Cumple cuatro años en el mercado y yo uno en este proyecto que me ha dado grandes satisfacciones, del que he aprendido muchísimo y en el que he ganado muy buenos amigos... Así que a celebrar!!!!