Nostalgia

Anoche soñé contigo. En la escena, yo te buscaba desesperadamente. Me encontraba en la cocina, veía que algo estaba en el fuego esperando que alguien vigilara su cocción, pero tú no estabas. Me preguntaba por qué no te veía, por qué no podía recordar el último beso que seguramente me dabas antes de irme a la oficina. Me pregunté lo mismo cuando pensé en mi padre, e inmediatamente me contesté: "porque él sale muy temprano a trabajar, mientras tú sigues dormida". Pero eso no alivió mi deseperación por encontrarte... Hasta que desperté y descubrí que no encontraba a mi madre porque ya no vivo con ella, porque alrededor de 500 kms nos separan, porque mientras yo habito esta esquizofrénica ciudad donde he pasado mis últimos 15 años, ella se despierta todos los días con el canto de los gallos y un sol radiante que ilumina ése mi terruño hermoso.
Te extraño, mamá.

De cómo la crisis afectó mis planes

Hoy el dólar cerró a $13.90; mañana, quién sabe. Los pronósticos de un financial planner que conozco indican que en diciembre estará en $15. Nunca, sino hasta ahora, me había puesto a pensar en cómo nos está afectando esta mega crisis, signo inequívoco de que el mundo está cambiando. Ahondar en la forma en que se ha visto afectado mi bolsillo, no viene al caso. Utilizo estas líneas simplemente para decir que mis dos semanas de vacaciones en diciembre lo más seguro es que ya no sean utilizadas en un viaje fuera del país; cuando mucho, viajaré a Acapulco, ja, y la obligada visita a Oaxaca. De cualquier manera, ya quiero que lleguen esos días, siempre necesarios para descansar la mente del estrés laboral, el tráfico, las levantadas temprano, la prisa de la gente...

Cuando las hojas caen

Cuando las hojas caen, en una suerte de hipnosis, salgo a mi balcón a observarlas para ver como, una a una, van dejando atrás un ciclo.

Cuando las hojas caen, camino a mi trabajo extasiada ante un evento del que quizá nadie se percata, sólo yo -quiero creerlo-, una loca que juguetea con sus formas.

Cuando las hojas caen, los problemas se me olvidan, o por lo menos, encuentran un lugar donde ocultarse.

Porque cuando las hojas caen me descubro feliz.

Con dedicatoria especial...

1. Cuando conocí a A, de las primeras cosas que me enteré sobre su vida fue su fanatismo a morir por The Jesus & Mary Chain. Bueno, que digo fan a morir, en su top 5 de toda la vida se encuentra esta banda escocesa, quizá sea la número 2, me arriesgo a apostar. Ayer los conocí en persona, bueno, en vivo, en un concierto harto emotivo. Me confieso totalmente pop y hasta folkie, con los normales coqueteos electrónicos, pero rockera, muy poco. Sin embargo, después de ver-escuchar a J&M Chain, entiendo todo, ¡que viva el rock y que A siga en eterno amorío con los autores de "Just Like Honey".

2. Siguiendo con los guitarrazos, como he dicho, no soy tan rocker ni oscura, pero los Black Rebel Motorcycle Club me pueden hacer perder la razón. El jueves pasado estuve en un concierto de cerca de 2 horas y media, obviamente salí totalmente complacida.

3. Y hablando de música, ya viene Hot Chip; antes, el jueves, Crystal Castles. Se acaba el año, un año más de conciertos y, desafortunadamente crisis económica, razón por la cual muchas presentaciones se cancelaron.

4. Por si A tiene tiempo de echarle un ojo a este blog, va para él, precisamente, una de sus favoritas de Jesus & Mary Chain, en su versión original.